11 pinturas eróticas de la época victoriana

Vestidos grandes, hombres con cuellos de olanes y niños jugando alrededor de una fuente son definitivamente, lo único que devela nuestro pensamiento cuando nos detenemos a hablar sobre la época victoriana, además, claro, de sus costumbres, censura y los buenos modales que se interponen en un primer plano.

A su vez, tratándose de una época anterior a la nuestra, caemos en el error de pensar que las épocas victorianas defendían y obedecían las leyes de la iglesia al pie de la letra; incluso hoy los juicios siguen tambaleándose entre aceptar o negar esa postura de prohibición definitiva hacia temas como la sexualidad.

La pregunta siempre será la misma: ¿por qué continuamos pensando así sobre el pasado? Si nos adentramos a analizar algunos documentos, sobre todo libros anteriores al siglo XIX, nos resultará sencillo decir que en realidad la mojigatería y la censura en cuanto a la promiscuidad están en nuestro presente. Textos como Decamerón de Giovanni Bocaccio dejan al descubierto prácticas sexuales que posiblemente sólo existirían en nuestros pensamientos más oscuros. No obstante, la naturalidad con la que su autor decide narrarlos son, sin duda alguna, algo que no esperábamos de una época de la que, obviamente, todavía desconocemos muchas cosas.

Otra de las obras que pone en evidencia la libertad sexual durante la Edad Media son Los cuentos de Canterbury en los que, siguiendo la misma estructura que el texto de Bocaccio, su autor, Geoffrey Chaucer también pinta su época como ese sueño bacanal al que muchas veces aspiramos en secreto. Aún con estos antecedentes, el siglo XIX con todo y su revolución industrial sigue desfilando ante nuestras mentes como esa época llena de telas costosas que servían como telón a un cuerpo que deseaba liberarse a como diera lugar.

Gracias a nombres como William Etty, el telón de la censura decimonónico se derrumbó por completo dejando atrás los altos tejidos y los holanes para abrirle paso a una serie de cuerpos que deseaban —necesitaban— mostrarse al natural para eliminar todos los prejuicios que aún hoy los persiguen. Podríamos decir que su cuadro “Candaules, rey de Lydia, muestra a su esposa por sigilo a Gyges, uno de sus ministros”, es apenas la línea de inicio para adentramos a un mar de pinturas e ilustraciones que cuestionan las buenas costumbres que siempre habían sido relacionadas con la época victoriana.

En los rostros de los protagonistas de estos cuadros, puede verse una completa apertura hacia el placer y los apetitos carnales, que deben ser saciados en pos del propio cuerpo. Poco importa la falta de autor en estas imágenes, pues no retratan la sensibilidad de una sola persona; se enfocan hacia una mirada colectiva en la que no es sólo un autor quien desea liberar su cuerpo frente a la atónita mirada de sus contemporáneos. Es la premisa de toda una época que, por medio de estas pinturas se despoja de la mojigatería que le persigue y se muestra ante sus espectadores como la muestra de que el sexo y la agresividad del mismo no conocen de épocas.

En portada: detalle de William Etty, Candaules, rey de Lidia, muestra a su mujer escondiendo a Giges, uno de sus ministros, mientras se va a la cama o La imprudencia de Candaules, 1820 / Foto: Wikimedia Commons

Fuente: https://culturacolectiva.com/arte/pinturas-victorianas-eroticas-de-la-epoca/